viernes, 5 de febrero de 2016

La confesión de Don Fabio

“Con la Casilda deee compañeraaa…”
Por Roberto Larios Meléndez*
robertolariosm@gmail.com
Por azares del destino me tocó este martes 2 de Febrero almorzar en Ocotal, en la famosa comidería de Doña Flora, en el propio centro de la hermosa ciudad segoviana, allí del parque para el sur. Así, mientras esperaba que me sirvieran mi taza de sopa de gallina india con albóndigas –muy buena, para qué-, observé que en un aparato con cierto alto de volumen se escuchaba la radio Corporación, donde anunciaban a continuación el programa “Cartas de amor a Nicaragua”, que escribe y habla Don Fabio Gadea Mantilla.
Como estaba almorzando solo y no tenía con quien hablar, me dije a mí mismo: “--Hombré, oigamos a ver qué nos dice el candidato”. A la par de mi mesa, un importante grupo de parroquianos ocotaleños, varones y mujeres, compartían mi gusto por la sopa de Doña Flora, aprovechando de paso para hablar de la vida, del prójimo y de los problemas locales, nacionales e internacionales.
“Cállense hombré, oigamos un ratito a Don Fabio”—se escuchó de repente la voz de Gregorio Espinoza, el famoso “Goyito”, líder de la barra brava del equipo de fútbol, que había dejado su venta de jocotes en la esquina del parque para ir a almorzar.
De inmediato todos –junto conmigo- nos dispusimos a escuchar a Don Fabio.
Y dice con su inconfundible voz gruñona: “--Querida Nicaragua, yo ahora cuando me voy a dormir, siempre tengo a mano en la mesita de noche una libretita y un lapicito, donde apunto algunas cosas importantes para que no se me olviden, porque ustedes saben que ya cuando llegamos a esta que le dicen la tercera edad, a nuestro desgastado laberinto cerebral le cuestan algunas cosas”.
Esta última frase, la confesión de Don Fabio de que ya solo le queda un “desgastado laberinto cerebral”, no solo a mí me dejó estupefacto. La reacción en la mesa de al lado no se hizo esperar y fue el mismo “Goyito” quién de inmediato abrió la discusión.
“-Momentito, momentito, ¿cómo es eso que a Don Fabio ya se le están pelando los cables?, ¿será que se le pasó o es que le escribieron mal la cartita?”, dijo Goyito en tono malicioso, mientras le decía a una sorprendida Doña Flora: “-Mejor apagá esa babosada Flora, porque esto tenemos que palabrearlo”. Mi oído se agudizó al máximo.
Don Marcos Osorio, quien no necesita “libretita” porque a sus 80 años sigue siendo el mejor bailarín de las “Noches Segovianas”, trató de darle aire al candidato, respondiendo a la pregunta: “—Hombré, yo no creo que Don Fabio ya no pueda escribir las Cartas de Amor, porque a mí me contó la Chinta, prima de la muchacha que trabaja en su casa, que Don Fabio no se despega de su máquina de escribir marca Remington de 1950 y que ahí la camina en el carro cuando viene de Managua, o sea que es él el que escribe, porque si se la escribiera alguno de sus nietos se la haría en computadora”.
La expresión hizo estallar la primera carcajada de la tarde.
La mención de la Chinta hizo que la Sarahí Gutiérrez, políglota de la ciudad (habla 7 idiomas) y famosa guía turística, quien al parecer es amiga de la aludida, entrara en la conversación, diciendo que sería bueno que Don Fabio aclarara este asunto, porque según ella, “ni a Daniel le gustaría tener como contrincante a un abuelito que ya tiene los cables pelados; eso sería como pegarle a un bolo”.
“—Hombré y es que estamos jodidos, porque dicen que es el mejor candidato”, habló entonces Don Hermógenes Mercado, el eterno vende periódicos de Ocotal. “—El úúúnicooo”, dijo otra vez Goyito.
Y así estos segovianos a quienes les sobra el sentido del humor, hicieron su tertulia a costillas del desgastado laberinto cerebral de Don Fabio, hasta con uno que otro chile picante de vez en cuando, como el comentario que hizo Idiáquez, quien dijo que eso le pasaba a Don Fabio por haberse emparentado con “el Alemán”.
Y luego de que “el alemán” va y que “el alemán” viene, oí que la Sarahí ingenuamente preguntaba: --“El Alemán… ¿Arnoldo?”.
“Nooo tonta, el alemán es el Alzheimer” –le contestaron todos al unísono, haciendo que hasta Doña Flora soltara la carcajada.
Y así siguieron comentando hasta que terminaron la sopa, por fin pagaron y se levantaron de la mesa, no sin que antes alzara su voz la más viejita del grupo, que después me contaron es la famosa “Vende Ponche” de la Casa de Cultura, quien hasta entonces no había hablado:
“Este Fabio sale a veces con unas babosadas, ya solo falta que si lo nombra Eduardo quiera poner a Pancho Madrigal como Vicepresidente”, dijo la viejita, haciéndolos soltar la risotada.
Tan amena tertulia escuché, que la quise compartir. Si no lo cree, busque la cartita de Don Fabio en la internet. Ahí está. Auténtico Amigó.

* Periodista y Abogado.

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