La pareja formada por Kim Kardashian y Kanye West está
dispuesta a recoger el testigo de los padres con glamour que ha dejado vacante
el famoso matrimonio británico. La estrella de la telerrealidad y el rapero
ocupan el tiempo libre –mucho o poco- que les dejan sus respectivas ocupaciones
para estudiar los estilismos que Victoria Beckham lució a lo largo de sus
cuatro embarazos.
Kardashian quiere
inspirarse en los modelos que vistió la ex Spice Girl para mantener la misma
elegancia que la mujer del futbolista, ahora que ella también acaba de anunciar
que espera un bebé del cantante de Atlanta para el próximo mes de junio.
A priori, la generosas curvas de la cabeza más visible del
clan Kardashian y el controvertido carácter de la estrella del hip hop tienen
poco que ver con la exagerada delgadez de la excantante y diseñadora o con la
exquisita educación de la que hace gala el medio centro británico.
Kim Kardashian ha sabido capitalizar el éxito alcanzado por
los programas de telerrealidad, en los que se expone sin pudor la vida de los
distintos miembros de su familia, para erigir un imperio multimillonario que
incluye una línea de ropa, otra de productos de belleza o vídeos para
mantenerse en forma. West, por su parte, tampoco se ha quedado varado alrededor
del mundo de la música.
El cantante, productor y director tiene su propia cadena de
restaurantes y colabora con Nike y Louis Vuitton en el diseño de calzado. Como
su novia desde abril de 2012 y futura madre de su hijo –o hija, aún no se sabe,
o no se ha publicitado su sexo-, también es propietario de una línea de ropa
femenina.
Desde que Kardashian comenzó a salir con West, la empresaria
de 32 años ha dejado en manos de su nuevo compañero su fondo de armario. La
reina del reality ha reconocido en varias ocasiones que es el rapero quien
escoge la ropa que lleva y varios críticos de moda coinciden en destacar que
desde que está con el cantante de 36 años, su estilo se ha refinado.
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