Febrero fue, sin dudas, el mes
más importante en la vida de Hugo Chávez Frías, hoy internado en La Habana,
tras una intervención quirúrgica por un cáncer que lo hizo oscilar entre la
vida y la muerte. "El ciclo del postoperatorio se cerró", dijo este
viernes el parte oficial.
Un nuevo ciclo que se cierra, en
una historia que comenzó, exactamente, hace 21 años.
El 4 de febrero de 1992, a
primera hora de la mañana y portando galones que lo identificaban como jefe de
la Brigada de Paracaidistas Coronel Antonio Nicolás Briceño, Chávez irrumpió en
Caracas con un grupo de militares sediciosos que pretendían derrocar a un
gobierno democrático. Los levantamientos tuvieron lugar, también, en las
ciudades de Maracay, Maracaibo y Valencia.
Bajo el sol del mediodía, la
tropa militar que había seguido a Hugo Chávez en tan arriesgada empresa, vio
por televisión como su líder era capturado y trasladado al Cuartel San Carlos,
una dependencia de las Fuerzas Armadas que Chávez se encargó s de transformar
en museo años después, en un claro gesto de autoreferencia.
Febrero de 1995 encontró al
caudillo caribeño ya en libertad, abocado a un ir y venir de viajes que tenían
como destino La Habana. Allí, junto con un Fidel Castro todavía lúcido,
sentaron las bases de lo que hoy es el Partido Socialista Unido de Venezuela
(PSUV).
Con el mandato y padrinazgo del
dictador cubano, que aún hoy no ha convocado a elecciones libres en la
isla, Chávez comenzó a recorrer el
interior de su país. Cuatro años después, el 2 de febrero de 1999, asumió
legalmente la presidencia de Venezuela.
En las últimas elecciones, el
mandatario aseguró: "Yo tenía previsto irme en 2021, pero ahora como los
escuálidos andan diciendo que me estoy muriendo, que estoy listo para la
parrilla, que ya no puedo más... Yo estoy recuperándome y tengo el plan de
gobernar aquí hasta 2031, 20 años más", aseveró.
Actualmente, con Chávez
internado, la coyuntura del país asiste a instancias críticas. Venezuela
negocia con urgencia créditos por 6.000 millones de dólares con entidades
estadounidenses y chinas, que aliviarían sus finanzas luego de que la petrolera
estatal PDVSA descartara emitir deuda en moneda extranjera, dijeron a Reuters
fuentes cercanas a las discusiones.
Aunque miles de millones de
dólares por exportaciones petroleras ingresan anualmente a las arcas del país
socio de la OPEP, un abultado gasto público y controles cambiarios difíciles de
sostener presionan sus cuentas y lo fuerzan a pedir, con frecuencia, préstamos
en moneda extranjera. La inflación aumenta de forma sostenida desde 2005, pues
desde ese momento se permitió el financiamiento monetario del déficit fiscal.
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